Clima creado con cuidado, pañuelo de seda estampada sobre velador de pie brindando luz tenue. Velas que acompañan. Música suave de fondo. Negro y gris humo. Toda exquisita. Sí, la ambientación también. No puedo dejar de observarla. Tampoco puedo evitar el contacto. Conexión. g
Besos y más besos. Abrazos, muchos: paradas, sentadas en la mesa y en el sillón. Degustación: primero la sabrosa y liviana cena acompañada por Génesis, para luego ceder ante medio fármaco. Fotos que capturan nuestro momento.
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Con sabor a químicos y nuestros organismos predispuestamente contaminados, salimos a buscar algún antro donde danzar. Andamos y andamos en el auto (comienzan a potenciarse nuestros sentidos: luces sumamente brillantes, amor atmosférico y en consecuencia mimos, miradas y mi infaltable bla bla). Todo cerrado, el gran evento electrónico del año definitivamente sigue siendo centrífugo. Finalmente dimos con nuestra salvación (menos mal, ya sentía a mis pies pedirme por favor que active).
Para la ocasión, church con un mínimo de individuos los cuales resultaban indiferentes ante nuestro estado. Más conexión. Energía creativa que moldea nuestro mundo, ahora estimulada por la sustancia. Más y más miradas, abrazos, besos y caricias. Abandonar nuestros cuerpos al impulso de la música, sonido que motiva. Dejarse llevar. Bailar... quiero bailar con vos.
Para la ocasión, church con un mínimo de individuos los cuales resultaban indiferentes ante nuestro estado. Más conexión. Energía creativa que moldea nuestro mundo, ahora estimulada por la sustancia. Más y más miradas, abrazos, besos y caricias. Abandonar nuestros cuerpos al impulso de la música, sonido que motiva. Dejarse llevar. Bailar... quiero bailar con vos.
